Pasados unos días de la celebración del LXXX Campeonato de España de Galgos en Campo, Copa de S.M. el Rey, es hora de hacer balance de uno de los mejores nacionales de los últimos años, en el que la palentina Malú se alzó con el triunfo al demostrar ser la mejor perra de los 16 participantes. Para mí es justa vencedora, porque fue la galga más completa. Pero vamos por partes.
Primero, el corredero de Las Matillas estuvo a la altura de las circunstancias y demostró el por qué Madrigal es considerado como la Catedral de las liebres. El terreno no estuvo en las mejores condiciones para las carreras de galgos debido a la meteorología adversa de los días anteriores. A simple vista el corredero se mostraba en perfecto estado, pero tenía acumulada mucha agua, lo que beneficiaba en exceso a la liebre y dificultaba el avance de los galgos y de los cargos técnicos que, una vez más, pusieron todo de su parte para que este campeonato saliese adelante.
En estos días, he escuchado una y otra vez que los participantes no estaban a la altura de las liebres de Madrigal, pero la disputa de la collera final cayó bastantes bocas, porque las finalistas pararon las rabonas en las dos carreras. La razón no es otra que el estado del terreno, en franca mejoría respecto a octavos, cuartos y semifinales. Está claro que las añadas de galgos no son siempre iguales, pero más quisieran muchos galgueros tener a alguno de los perros finalistas en sus cuadras.
Para mí, Malú es digna vencedora, porque, como dije anteriormente, es la galga más completa. En el Nacional, muchos clubes buscan galgos que puedan con las liebres de tres minutos y, si es más, mejor. Nada más equivocado. La duración media de una carrera en competición suele estar entre el minuto y el minuto y medio, incluido el corredero de Madrigal, aunque parezca mentira. Eso es una realidad incontestable. Quien prepare un galgo para las carreras que superen los dos minutos de duración, más antes que después será eliminado de la competición. Es muy difícil que perras, como Malú, que puntúan desde la salida, pierdan, porque el rival prácticamente no tiene tiempo para poder remontar. El primer minuto es trascendental para el resultado y es el que decide el 90% de las carreras. Malú, en ese primer minuto, roza la perfección, por lo que en ese aspecto considero que es una perra ideal para la competición. El único pero que le encuentro a Malú es que no la considero la galga que más se acerque al standar del galgo español, como lo consideró el Club Nacional, simplemente teniendo en cuenta el padre que tiene -Hache, un cruzado-.
La mayoría de las carreras estuvieron bien juzgadas, aunque considero que en semifinales Donante I no tendría que haberse ido de esa forma. El reglamento de carreras es claro, así que el Comité de Cargos Técnicos debe afinar más en la formación continua, porque los resultados llegan año tras año.
En cuanto a la organización, decir que en líneas generales fue buena, con unos aparcamientos para el público muy cerca de la carpa y una retransmisión correcta en las pantallas del corredero. La gran novedad de este año fue la retransmisión a través de internet, es decir, el streaming. Galgueros de todo el mundo pudieron ver las carreras y cientos de miles de visualizaciones así lo avalan, no como las manifestaciones minoritarias de los animalistas del pasado fin de semana, en las que quieren hacer creer a la sociedad que la caza con galgos debe prohibirse. Sin comentarios. El streaming abre un mundo de posibilidades de divulgación de nuestro deporte infinito, aprovechémoslo, porque nos va nuestra supervivencia en ello.
Sólo un pero, el acto de presentación se hace excesivamente extenso con tantas actuaciones musicales. Con hora y media de duración y los galgos como eje central basta. Es un acto de presentación, no un espectáculo musical. Pero esto es secundario. Enhorabuena a Malú y al a FEG por el gran nacional que hemos vivido en este 2018.
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