Estamos acostumbrados a ver en las redes sociales y distintas webs de compraventa de toda clase de artículos de anuncios de venta de cachorros, galgos ya en activo o sementales que se ofrecen para montas por un determinado precio. Normalmente, detrás de estos anuncios se encuentran galgueros particulares que por no tener no tienen ni núcleo zoológico en las cuadras donde viven sus perros. Pues bien, parece que las autoridades quieren poner coto a esta actividad, que reporta beneficios lucrativos para los propietarios de los perros, sin que estos ingresos figuren en ningún sitio para Hacienda, es decir, conforma un mercado negro que está al alza en los últimos años.
En marzo, un Juzgado de León sentenció a un particular que vendía cachorros de diversas razas sin tener los permisos ni licencias preceptivas. La denuncia partió desde el grupo animalista Defensa Animal Zamora, que interpuso una treintena de ellas en toda Castilla y León, al amparo de la Ley de Protección de Animales de Compañía, en vigor desde 1997. El condenado deberá pagar, si no lo ha hecho ya, 3.001 euros, pero la multa puede llegar hasta los 15.000 euros en caso de reiteración.
La noticia afecta de manera notoria a los criadores de galgos que pretenden hacer negocio de nuestra afición. Sí, he dicho negocio, porque lo hay, sobre todo en la alta competición. Los campeonatos galgueros crecieron en los últimos años tanto en cantidad como en calidad de los perros que se presentan. ¿O acaso no es normal ver cómo un semental coge renombre en el campeonato de España gracias a sus hijos y su propietario no hace otra cosa que echar el perro a hembras por un precio considerable? Por ejemplo, hace poco me enteraba del reparto de 90.000 euros entre los socios propietarios de un reconocido semental inscrito en el Libro de Registro de Orígenes (LRO). La competición creció, pero no así todo lo que la rodea, y debe ser todo legal, porque tenemos muchos focos puestos sobre nosotros para pasarnos factura.
Buena parte de los lectores que hayan llegado hasta este punto, se habrán echado las manos a la cabeza, al pensar que es una barbaridad declarar todas las montas de galgos entre particulares. Pero hay que especificar los casos a los que me refiero. Hay miles de galgueros que planifican sus camadas y, en la mayoría de las ocasiones, no hay transacción pecunaria. Son amigos o conocidos que sacan una cría y reparten los cachorros entre la cuadrilla. No hay dinero por medio, sino una afición que acerca o hace amigos con estas montas. Los que tendrán que ser inspeccionados son aquellos que día tras día reciben cantidades de dinero por las montas o por los cachorros.
Si esos criaderos clandestinos se legalizan, habrá beneficios para todas las partes implicadas, incluso para los perros y, lo que es más importante, nadie podrá acusar a ningún galguero de explotación animal.
Nos encontramos en una época de cambios en todos los ámbitos de la vida, incluido el galguero, y nuestro mundo debe adaptarse a los nuevos tiempos. En Irlanda, los criaderos son legales y no pasa absolutamente nada, se aceptan las reglas del juego. Si hemos introducido el LRO y cada vez se profesionaliza más la preparación de nuestros galgos, tendremos que regular la existencia de criaderos dedicados a la compra y venta de perros y cubriciones de sementales. No nos queda otra y seguro que acabaremos con mucha picaresca, al igual que ha sucedido con la implantación del LRO. En mi opinión será positivo.
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