En general, la abundancia de liebres marcó el primer día de la temporada galguera
Llegó el día más esperado de la temporada galguera en Castilla-La Mancha, el inicio de la campaña, un día de pruebas de perros nuevos, liebres vírgenes, ilusiones y desencantos, pero en definitiva una jornada galguera, en compañía de la cuadrilla de siempre.
En el sureste de la región, el terreno fue el principal hándicap para los galgos en el día inaugural, ya que la ausencia de lluvias o la escasez de las mismas hizo que el terreno estuviera demasiado seco y duro. En ocasiones, el polvo levantado por la liebre y los galgos se asemejaba al polvo del rebaño que confundió a Don Quijote siglos atrás por estas tierras. Las temperaturas tampoco han descendido y los perros tuvieron que esforzarse con el termómetro por encima de los 25 grados en muchas ocasiones.
En el norte castellano-manchego, la situación fue distinta, ya que la lluvia hizo acto de presencia e, incluso, algunas cuadrillas decidieron parar la jornada de carreras debido a que las liebres se embolaban, convirtiéndose en presa fácil de los galgos. Las lluvias de estos días han mejorado el terreno, que comienza a estar en óptimas condiciones para la caza de la liebre con galgos.
En general, la población de liebres en Castilla-La Mancha goza de una buena situación y las carreras se sucedieron una tras otra, llegando a poder dar por finalizada la jornada antes de tiempo.
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