Otra de las historias que han generado las operaciones Harry y Clavijo, quizás de las más comunes, es la recuperación de galgos que habían sido sustraídos varios meses o incluso años atrás. En este caso, un extremeño recuperó sus dos galgos robados, uno de ellos de pelo largo, una variedad que comienza a escasear en los galgos de campo.
La prueba de que las bandas de robo y compraventa de galgos estaban más activas que nunca cuando fueron desmanteladas en el pasado mes de octubre son que algunos perros sustraídos todavía tenían su microchip original. A los ladrones no les había dado tiempo a extraer el microchip e implantarles uno nuevo. En esta ocasión, los galgos regresan, vía MRW, a una localidad de Murcia.
Lo más sorprendente es el caso de una decena de galgos recuperados en las operaciones Harry y Clavijo. Tienen varios meses y han nacido de los cruces que realizan de los perros que roban los ladrones. Su futuro aún está por decidir, ya que todos, absolutamente todos, sean identificados o no, se encuentran a disposición judicial, por lo que pueden ser reclamados en cualquier momento por el juez correspondiente.
Lo importante es que todos los galgueros que acuden a las identificaciones, lo hacen con la mayor de las ilusiones y con la esperanza de recuperar a sus más fieles compañeros de jornadas interminables de caza de liebres. Creo que ninguno de ellos maltrataría nunca a sus galgos. Son personas de carne y hueso, con sus sentimientos incluidos. Hay galgueros y hay maltratadotes. Por unos pocos, no se puede juzgar a todo un colectivo, como en todos los órdenes de la vida.
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